Sentir protección y seguridad, ser acogido, reconocido, comprendido, ser amado, son necesidades básicas de…
ABRIENDO LOS OJOS A LOS MISTERIOS
Desde tiempos primigenios los sabios y maestros de todos los tiempos han intentado comunicar sus experiencias a los demás y puesto que esas experiencias en particular no se perciben a través de los sentidos comunes, era importante emplear un lenguaje especial para transmitirla.
El lenguaje se compone de símbolos que en todas las escrituras antiguas encontramos imbuidas de simbología, y tras recuperar la importancia las mujeres, después de vivir la negación espiritual impuesta por el patriarcado (aunque realmente afecto tanto a hombres y mujeres), en el caso de las mujeres fue considerándolas como seres inferiores, hoy en día, volvemos a rescatar el arquetipo de la sacerdotisa desde un nuevo lugar.
Una mujer despierta este arquetipo abriendo los ojos a los misterios del camino interior, donde en la antigüedad, encontramos que la función de las sacerdotisas era la de ser transmisoras, por su capacidad de recibir para poder dar, lo que las convierte en un canal perfecto para lo divino.
Por ejemplo: la figura de Madonna, es la idealización del proceso del embarazo y el parto, la mujer ha recibido en su interior la sustancia divina, la pureza divina del niño y la ha dado a luz.
El canal no posee la experiencia, simplemente la transmite en un perpetuo recibir y dar, dar y recibir.
Por ello, las ceremonias permitían acceder a la experiencia de mantener una relacion entre la vida humana y lo divino, creando un puente entre ambos mundos.
Por ello, aprender a usar los elementos en ceremonia es una vía de impregnar en la vida cotidiana lo sagrado, abriéndonos a una espiritualidad sencilla y en conexión con la tierra.
Un ejemplo es cuando es cuando usaban un recipiente dividido en compartimentos, en los cuales ponían granos cultivados de la zona y en el centro una vela encendida.
La vela era símbolo de la llama de la vida, del poder fertilizante y la luz producida por la unión del principio femenino y masculino, mientras que el recipiente representaba el vientre de la gran madre. y a los misterios a los que accedían estaban vinculados a estos símbolos, que abrían el camino para la conexión de los misterios de lo divino sin intermediarios, una relacion que se cultivaba desde la propia experiencia y que abría caminos de auto sanación.
A través de la Escuela Orígenes, recuperamos esta relacion, ya que toda mujer posee el derecho de descubrir quien es y despojarse de roles culturalmente impuestos para desvelar su propio misterio.
Descubrir los arquetipos, constituye una insinuación, señalando el núcleo de nuestra naturaleza, que aguarda para expresar su singular canción.
Mari Carmen Vilata Climent
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